Y los perros te esperan
tras la puerta,
hasta que apago luces
y ellos intuyen
que ha caído la noche
definitiva.
(Y me ensueño diciéndoles
que mi amor aún duerme...)
Puede surgir -intuyo que imposible- un tiempo más próspero y audaz, pero jamás una tarde dejunio como aquella en la que me miras...